domingo, 28 de septiembre de 2008

Por qué algunos progresan y otros no?

Quién no ha leído o escuchado sobre las claves del éxito? En un mundo cada vez mas competitivo y muchas veces con mayor información de la que podemos procesar para nuestra utilidad, el siguiente artículo expone con bastante claridad la idea:

¿Por qué algunos progresan y otros no?
Por Joachim de Posada
24 de septiembre de 2008, 06:34 AM
http://mx.pfinance.yahoo.com/motor_de_cambio/134/por-qu-algunos-progresan-y-otros-no

Me encontré con un amigo quien es además cliente en el aeropuerto y me recordó una historia que yo había hecho en una de mis conferencias. He contado mil historias a través de los años y me acuerdo de muchas de ellas, por fortuna esta es una de las que me acuerdo porque tiene un gran valor y una gran lección que nos puede servir a todos.

Arturo trabajaba para una empresa moderna, progresista y con grandes planes para el futuro. Era un empleado serio, nunca faltaba al trabajo, dedicado a sus tareas, no perdía el tiempo chachareando o chismeando con otros empleados y lo que es muy importante, no se le escuchaba criticando a la empresa como hacen hoy en día tantos empleados, que muerden la mano que les da de comer. Arturo estaba orgulloso de que nunca le habían dado una amonestación en los dos años que le había dedicado a la empresa.

Una fría manana, al llegar por la entrada de los empleados se paró en el boletín de noticias a ver si había pasado algo nuevo. Vió que a Jonathan lo habían ascendido de puesto a una posición de supevisor. Jonathan llevaba solamente seis meses en la empresa y Arturo sintió que el no haber recibido ese ascenso, que tanto deseaba, era totalmente injusto.

Se armó de valor y fue a hablar con el gerente general de la empresa, el señor Rivera. Le dijo: “señor Rivera, trabajo en esta empresa hace dos años con gran esmero, hago muy bien el trabajo, lo que se me pide también lo llevo a cabo eficientemente y con gusto. Mi jefe puede confiar en mí porque sabe que no le voy a fallar. Hoy, cuando llegaba al trabajo, ví que a Jonathan le habían dado la posición de supervisor, la cual yo deseaba muchísimo. Siento que la empresa me ha ignorado, me ha dejado de lado y no ha sido justa conmigo".

"Está bien Arturo, entiendo tu punto de vista", respondió el gerente. "Estoy ahora mismo envuelto en un problema con un gran cliente que debo de resolver. En lo que termino y así te puedo atender con calma, ¿Serías tan amable de hacerme un favor?"


-Claro que sí, señor Rivera, mande usted
- Tengo una actividad muy importante esta noche y necesito ofrecer frutas durante el receso. Por favor, vete al supermercado de la esquina y averigua si tienen frutas frescas.


Arturo se levantó de la silla y salió hacia el supermercado a toda prisa para cumplir con su cometido. A los diez minutos, con una sonrisa, estaba de vuelta con la información. "Señor Rivera, le cuento que tienen melones para la venta".
- ¿Cuánto cuestan?, le preguntó el Señor Rivera a Arturo.
-Pues no sé, eso no lo pregunté.
- ¿Miraste a ver si tenían suficientes para la actividad? Estamos esperando 200 personas.
-Tampoco pregunté eso, señor.
-¿Tienen alguna otra fruta que pueda sustituir los melones?
-No lo sé, señor, pero se podían ver otras frutas en los anaqueles.
-Bueno, quédate sentado ahí un momento en lo que hago una llamada.


El gerente tomó el teléfono y le pidió a la secretaria que por favor, llamara a Jonathan. Cuando se presentó, el gerente le dió las mismas instrucciones que le había dado a Arturo.
Diez minutos más tarde, la secretaria anunció que tenía a Jonathan en el teléfono.


-Bien Jonathan, ¿qué has averiguado?
-Señor Rivera, tienen melones, los suficientes para atender a todas las personas que van a la actividad esta noche. También tienen plátanos, naranjas, papayas y mangos en suficiente cantidad para también suplir la actividad.


El melón estaba a tanto, el plátano a tanto y así siguió con los precios de las demás frutas. Había averiguado el precio de cada una de ellas.

-Por cierto, señor Rivera, me dijeron que si compraba las 200, me daban un descuento adicional de 10 por ciento. Ya separé los melones que fue la fruta que usted me pidió, pero lo llamo porque estoy aquí mismo con el dueño del supermercado y si usted desea que separe otra fruta o frutas, lo podemos concretar ahora mismo.
-Muchas gracias Jonathan, espera un tantito al teléfono.
-Arturo, ¿qué me preguntabas sobre nuestra decisión de promover a Jonathan?
-Perdone Señor Rivera, tengo que regresar a mi trabajo, dijo Arturo. No hay más nada que hablar. Gracias por su tiempo.


¿Cuál es la lección en esta historia que les he relatado?

Aquellos que triunfan en la vida son aquellos que hacen más de lo que se espera, consistentemente. Es bien importante la palabra, “consistentemente”. Hacerlo un par de veces no es suficiente. Hay que hacerlo muchas veces para crear un hábito.

Hoy en día, en un mundo tan competitivo donde nos desenvolvemos, cumplir con un trabajo, o sea, hacer el mínimo de lo que se nos pide, no es suficiente para lograr avanzar en una empresa. Ya hay mucha gente dispuesta a hacer más de lo que se pide. Por eso es que yo repito constantemente el principio que explico en mi libro “No te comas el marshmallow...todavía”: “Las personas exitosas están dispuestas a hacer cosas que las personas no exitosas no están dispuestas a hacer”.

Tome esto en consideración y aplíquelo y le aseguro que las posibilidades de que usted sea promovido se multiplicarán en el futuro, y si usted tiene su propio negocio y aplica esto con sus clientes, usted también será muy exitoso.