martes, 7 de febrero de 2012

Llovizna.


Diez de la noche. La llovizna ha sido más persistente de lo que se podría pensar en ésta época. Se forman charcos en la vereda que da a mi cuarto. Una escoba me ayuda a solucionar parcialmente el problema. Si la lluvia continúa no bastará con barrer el agua hacia el patio.

Once de la noche. En el patio hay cajas sobre cajas de cartón que están completamente empapadas. No importa demasiado; ya estarán secas para cuando les toque ir a donación. El pequeño almacén en una esquina es el verdadero problema. Si el agua entra por debajo de la puerta será dificil de limpiar, y algunas otras cosas al ras del suelo podrían malograrse. Además no es saludable que se formen charcos de agua donde no se evaporarán fácilmente o por sí solos. La lluvia parece detenerse y luego reinicia. Marina no lo piensa dos veces. Cuando vuelve a entrar bajo techo ya se ha encargado de recoger un poco de agua en baldes y bateas, con la ayuda de escoba y recogedor. Se cambia las sandalias porque se han mojado, y cuelga una bata que ha usado para protegerse de la lluvia.

Doce y media de la madrugada. Lisy acaba de llegar. Minutos antes, Marina y yo observábamos lo desproporcionado de los nuevos charcos de agua en el patio. Mi vereda nuevamente está inundada y amenaza con entrar a mi cuarto. Llevar sandalias no parece lo más apropiado para comenzar a baldear, así que pienso en mis zapatillas que están allá dentro en mi cuarto. Lisy lleva zapatillas. Le advertimos que no prenda la luz del patio porque es peligroso. Además, la última vez que presioné el interruptor, el foco parecía no alumbrar demasiado. Marina fue a buscar la linterna. Al poco rato, mientras Lisy barría el agua, Marina y yo observábamos desde el pasadizo alumbrando con la linterna. Se sintió una brisa helada y las gotas resbalaban casi sobre nosotras, por la pared de la puerta abierta.

-¡Qué rica la lluvia!

Marina sonrió.

-¡Hoy es luna llena!, recordé.
-No, fue ayer, dijo Lisy.
-Es el 7, repliqué.
-Pero desde ayer estaba llena...
-Ah, entonces es mañana, dijo Marina.
-Por eso, ya es hoy. Llueve y es luna llena...
-...
-¡Oh lluvia!!, digo extendiendo los brazos.
-¿Qué hacemos, magia?, dice Marina.
-Magia hice ayer, estuve bailando, ves? Habrá sido la danza de la lluvia.
-Ah, por eso está lloviendo.
-Así es. 
-...
-¡Oh lluvia!!! En luna llena!

Reímos.